Hola, hoy les compartimos un material sobre la situación de la tierra en el paisito de los Orientales, es un aporte que nos acerco el cro. Gerardo Carbone de su fisiatra Mauricio Montero quien atiende a la recuperación de su estado de salud quien abordo este tema, que mucho tiene que ver con la gestión del Estado y su vinculo con (INC) Instituto Nacional Colonización
Parece que en los tiempos que corren, carente de sentido común, donde se instalo el rechazo al común de los sentidos, "los sin sentidos" este tema como muchos otros habremos que recurrir al subterfugio de la historia Artiguista.
Que habrá quedado en el subconsciente del Pueblo Charrúa los temas musicales de Los Olimareños?
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La cuestión de la tierra
Para unos subsistencia y trabajo, para otros fuente de su poderío, la tierra que pisamos, que sembramos, que ocupamos fue (y es) motivo de disputa continental.
Disputa solapada o abierta en un continente que lucho (y lucha) contra enormes poderes externos (estados interventores y/o iniciativas privadas defendida por estados belicistas) ya anticipados por libertadores americanistas como Bolívar y Artigas.
Estos poderes no son nuevos, sus objetivos tampoco.
Intemporales (no hay que ser un historiador experto para encontrar la correspondencia de Marcos Vélez a Artigas sobre el asunto de tierras), amorfos y aglutinados con un fin en común, existen por extensión de capitalismo, el colonialismo y el neo-colonialismo. ¿Cuáles son sus cometidos? , socavar la libre autodeterminación de los pueblos, incidir para propio beneficio sobre gobiernos corruptos, pusilánimes o timoratos, perpetuar sus privilegios, aumentar sus ganancias a costa de la destrucción incluso del entorno ecológico y social. Entonces, cabe preguntarse, ¿Inciden los Turst internacionales sobre los procesos electorales?, pues parece que el modelo democrático, presidencialista, bicameral y republicano/burgués que nos presentan en primaria (y a lo largo de la vida) es la respuesta a nuestro sufrimiento.
Veamos, se permite la financiación de campañas, presentación de candidatos “malla oro” con gordas carteras y ridículas promesas, publicistas inescrupulosos, todo contratado para preservar privilegios, poder, perpetuando la felicidad y opulencia de unos pocos frente a la miseria e incertidumbre de muchos (y muchas generaciones). Como vemos la tenencia de la tierra permea la política.
Decíamos que la tenencia de la tierra es territorio de disputa en el mundo del trabajo. Cuando es privada (apropiada), cuando tiene nombre y apellido no está exenta de generar consecuencias similares a otros emprendimientos privados, entiéndase la alienación y la enajenación del trabajador.
El trabajo de estrella a estrella (resultando siempre en el hurto del plusvalor multiplicada por cientos), ensalzado por tantísimas declaraciones de los poderosos hacia el trabajador rural (que no son precisamente jardineros) no esconde las injusticias que tantos y durante tanto han soportado. Con la desregulación que ofrece el liberalismo se reinstala el feudal derecho a señorío otorgando la falsa ilusión de poseer la tierra, ofreciendo (mediante retención de X dinero) alojamiento, alimento, vestimenta y (en no pocos casos) hasta padrinazgo de hijos de trabajadores (asegurando la próxima generación de trabajadores con idealización del patrón como familia). Con esto se generan relaciones laborales totalmente injustas para este siglo. Una gran masa es engañada y postergada a ranchos de lata en el medio de la nada, cual versa Tabaré Etcheverry en su “Pueblito Zequeira”.
Entonces la disputa por la tierra nunca pacifica, ya que revelarse significa la marginación de los establecimientos rurales, del acceso a la tierra, al trabajo, al sustento. La amenaza genera desorganización y miedo, condiciones de cultivo para lo mas indigno de la humanidad, el hambre de cientos y/o la subyugación.
El no obtener sustento alimenticio básico, el no poder comer (no por opción, claramente sino por el no acceso a la tierra para producir y autoabastecerse) es de las peores afrentas que el ser humano como especie puede auto-infringirse, es la violencia continuada, a simple vista, de la cual derivan cientos de problemáticas en salud y como sociedad atravesando 1, 2 o más generaciones (tocando en todas factores económicos evidentes, pero también culturales, psicológicos, educacionales).
Cabe preguntarse entonces, trayendo el programa del FA del 71 o las experiencias revolucionarias del mundo contemporáneo (e incluso de las revoluciones uruguayas, Artiguistas, Saravistas, por ejemplo) ¿Por qué en los extensos campos que integran la patria de todos no florecen la reforma agraria, la eliminación del latifundio y el fomento agrario?, ¿Qué paso con esas ideas? ¿Es justo que siquiera 1 ciudadano oriental no tenga donde caerse muerto o edificar su futuro? Hasta cuando la tierra en manos de unos pocos y el hambre en la panza de muchos!. Coincidiremos (o no y bienvenida sea la discrepancia) que la tierra tiene una función social, de sostén al ciudadano, elemental en el desarrollo soberano de cualquier pueblo que desee alcanzar la liberación del yugo extranjero o de la burguesía criolla.
Volviendo sobre la disputa de la tierra, la violencia solapada (atroz y absoluta en su fase sutil, pero sin derramamiento de sangre entre bandos a campo traviesa) es llevada al extremo por los grandes Turst acaparando hectárea tras hectárea, adueñándose tranquilamente del país, con la anuencia del centro-izquierdismo, opciones menos revolucionarias dentro de las fuerzas de izquierda o directamente (expresión uruguaya de la burguesía estanciera) el herrerismo. Al 2021 en Uruguay, encontramos al engendro salido del riñón del Dr. Julio María Sanguinetti , la coalición multicolor (síntesis herrero-militarista adulada por peleles sedientos de una cuota pequeña de poder, amenazados con desaparecer de la faz política).
Así, uniendo política partidaria, omisiones estatales, inmediatismo en las soluciones laborales de cientos (pan para hoy hambre para mañana) se otorgan, facilitan y festejan permisos a grandes superficies (zonas francas, parcelas con acceso ilimitado a cursos de agua potable), e incluso se elaboran leyes a medida para el riego, por poner un ejemplo.
Así es que el tan deseado cambio de la matriz productiva pasa a ser una farsa. El campo de “don Jiménez” (sin alusiones a ningún don/doña o “dotor” Jiménez) ya no tiene referencia en el, ni produce para abastecer mercados internos con comestibles, tal vez Jiménez sea tan solo un accionista con un mejor negocio para su campo heredado hace 50 años (ya será motivo de otra intervención el derecho a herencia en la sociedad capitalista/oligárquica-burguesa) que en su búsqueda de mejoría económica aplana de manera inmediata a que las S.A pasen a sangrar la patria en grandes extensiones de monocultivo (produciendo arboles por ejemplo para el megaproyecto de la celulosa), usen productos que en otros países están terminantemente prohibidos (glifosato, por ejemplo) o den cabida a empresas que en sus países de origen no pueden operar por canones ecológicos o costos de operativa (siendo nuestros estados una opción económica y al servicio de, poniendo incluso nuestra infraestructura y logística a su servicio y deseo) .
Esta despersonalización afecta la macro economía, pero también la olla del trabajador del poblado todo. La tenencia de la tierra es (por tanto) potencialmente des-personalizadora.
Fíjense que si esto afecta la olla de este trabajador chacrero, por ejemplo (sin acceso a una parcela de 1 o 2 hectáreas, un mínimo pedazo de tierra para producir, o al agua para el riego) ¿Cuánto tardara e sistema para afectar el bolsillo del trabajador fabril, del profesional, etc.?
¿Cómo se afectara el consumo de productos de básica necesidad, el acceso a servicios etc.? Es una reacción en cadena, pues el mismo capital concatena todo lo que toca. El trabajador de la ciudad también se verá afectado ni mas quiera ir a por un pedazo de carne, o unas papas, o quiera comprar leche para su hijo/a. Visibilizar esta cadena es tarea revolucionaria, pues existen carísimos esfuerzos de la burguesía por disociar una gran (y necesaria) alianza proletario-campesina. La tenencia y explotación de la tierra entonces es una cadena que nos afecta a todos por igual (menos a los dueños del Uruguay, obviamente).
La necesidad de productos emanados de la tierra, fruto del ingenio humano y años devolución en agricultura y pecuaria es innegable, no se puede sustituir, pero, en países como el nuestro, la inserción en el mundo a través de la venta de productos commodities influye tanto en el nulo (o mínimo) desarrollo de la industria pesada uruguaya, así como genera incertidumbre financiera (pues depende del precio en el comercio mundial la viabilidad de cultivo y crianza, el cierre de los números en macro, etc.
La histórica consolidación del modelo agroexportador, netamente pecuario/ agropecuario del Uruguay (a excepción de un corto periodo durante el primer batllismo) eterniza el dilema, ¿tierra para que, para quienes, para cuantos? . La exportación de ganado en pie (por ejemplo) saliendo de fronteras sin faenar ni procesar, entrega en el corto plazo un X valor de la venta de dicho ganado, el cual en algún momento ocupo un espacio en la tierra, consumiendo el bien de todos, dejando ganancia para unos pocos. Así es que la inversión del productor es cubierta con el agregado de una ganancia real, pero ¿ qué le queda al país en la caja chica?. Ni el cuero, ni la osamenta, ni siquiera la pesuña queda en Uruguay. El plusvalor hurtado a quien alimento, arrió y cuido el ganado sigue presente y va al bolsillo del “patrón”, el salario puede variar, la ganancia sigue intacta, el capital en todo su esplendor. El latifundista gana, el asalariado pierde, el país se queda con las manos vacías. Ese producto, ejemplo el cuero, vuelve en prendas de vestir, carteras, zapatos, etc. Vendidas como lujo en plaza local, 2 , 3 o más veces por encima del valor original de salida de esa vaca de la republica, agregando valor de acuerdo a las manos por las que paso, compramos lo que alguna vez fue nuestro, porque nuestro fue el esfuerzo por sacar adelante el commmoditie (¿o no?) .
El trabajo emanado de la tierra es social, la ganancia no.
Fortalecer la industria nacional polivalente, evolucionar en la cadena cárnica, láctea, agraria y pesquera (motivo de otro análisis), fomentar la chacra (el fomento agrario) la producción colectiva, la reorganización del sistema de colonos teniendo a jóvenes con y sin experiencia (capacitación previa teórico/ practica de duración a definir por escuelas agrarias) como población objetivo N*1, priorizar el abasto del mercado interno con productos frescos, de calidad, accesibles al bolsillo del trabajador promedio, la eliminación inmediata del latifundio generando condiciones para la reforma agraria (pero reforma real, no solo sub-fraccionamiento de parcelas en X cuadras para cada persona),impulsar nuevos horizontes para quienes (deseando la oportunidad, claramente) cursan o cursaron penas de privación de libertad, instalándolos junto con sus familias, brindándoles casa, capacitándolos, dando herramientas, salario, facilitando tecnologías, dándoles la opción de enajenar dichas cuadras de tierra una vez terminada la pena o a un tiempo perentorio de no menos a 1 año, incluso conmutando meses de pena por producción de abasto al mercado interno/externo, reinstalar los consejos de salario ,prohibir la exportación del ganado en pie/sin procesar, el cuidado a la ecología y sus derivados, limitar paulatinamente hasta eliminar las zonas francas y empresas de capitales golondrinas que exigen logística e infraestructura son algunas de las medidas que debemos discutir, sin demoras si queremos patria para todos.
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